Geraldine

No me caes bien y yo no te caigo bien a ti. Es tan difícil decirlo directamente, así como es fácil darlo a notar.

¿Por qué? ¿Por qué eres así? ¿Qué ha pasado en tu vida para que de pronto, en tus apenas cuarenta y cinco  años estés completamente sin amor? No concibo que un rostro como el tuyo, que inspira la más tierna devoción tenga estos pensamientos tan retrógrados de alguien que se está defendiendo constantemente ante algo que construyó. Es por eso que no quiero ser igual que tú. Me aterra pensarlo. Eres mala. Creo que sería la definición más apropiada para ti.

Eres mala porque lo has buscado. No quiero ser mala. No quiero que me enseñes a serlo.

¿Por qué digo que lo eres? Porque eres de bajo nivel de pensamiento. Esto a la vez te hace ser mala, no digo pues que seas mala de vocación, pues vocación no tienes. Si la tuvieras, todos saltaríamos llenos de miedo.

Eres mala  pues al ser ignorante, el miedo de verte sumergida ante una sociedad desconocida te horroriza y al mismo tiempo yaces inerte ante cualquier adversidad, defendiéndote a capa y espada de una manera que ya no es correcta.

Eres mala, porque las mujeres al ser mujeres son malas. Si nos hace falta ser hombres para ser buenas…preferiría serlo mil veces. No me gusta que me llamen mujer con todos los riesgos que esto implica. Tampoco me gusta que me tomen por algo que no fui hecha, pero como lo dije, si tener destellos de hombría me libra de este cruel destino, los asumo y los porto con gallardía.

Yo no quiero ser mala como tú. No quiero ser ignorante. Si he de ser mala, lo seré pero crearé así una estrategia correcta. Con esto quiero decir que no navegaré con una bandera falsa de lo que no quiero ser.

Eres mala, y lamentablemente eres mujer.