¿Recuerdas?

Sentada frente al papel en blanco, a quien desde hace algún tiempo (debo confesar) temo enormemente, no puedo hacer más que pensar en ti. Algo o bastante tiene que ver la fecha, pues hoy llegan a mí recuerdos de la infancia que me llenan de melancolía.

            Me sinceraré y no te diré que recuerdo impecablemente todo lo que tú y yo vivimos, pero lo poco o mucho que conservo en mi mente, me llena de tristeza por saber que esos tiempos han quedado atrás y no regresarán; como cuando tienes la certeza de que has perdido algo que jamás recuperarás, de por vida.

            Hoy cuando llegué a la casa de los abuelos y vi a nuestras primas en el piso deleitándose con sus juguetes nuevos y con ese envidiable brillo en los ojos, no pude hacer más que evocar algo tan simple: tú y yo. Solíamos ser las mejores amigas ¿recuerdas? Parece que fue ayer y a la vez se ve tan lejano...

            El olor a plástico nuevo de los juguetes y del caucho de las llantas de bici. ¡Qué tiempos! ¿Recuerdas que los días se nos iban jugando a las “pistas”? Y cómo nos escondíamos detrás de los carros, cómo jugábamos a las detectives, cómo reímos tantas veces y luego… luego fuimos creciendo y eso terminó.

            Fueron muchos factores: mi cambio de casa, nuestros nuevos amigos, nuevas y diferentes ideas, gustos, pasiones. Luego los novios que nos vinieron a fregar la vida por un tiempo; pero aún así nos volvimos más que amigas, cómplices, compañeras de nuevas experiencias y hasta de una que otra borrachera, ya fuera para reír o llorar, pero siempre juntas. Hacer una cronología de todo lo sucedido entre tú y yo sería muy cansado y tedioso, por ello confío en que algo de eso esté en tu mente.

            Pensarás que esto no es posible, pero para ser sincera no podría determinar en qué momento exactamente se rompió eso que había entre nosotras. Y ahora, evocando tantos momentos que pasamos juntas, tantas épocas, tantas alegrías, tristezas, decepciones… me parece aún más increíble lo que pasó.

            Qué días tan anhelados por mí, en los que no había más preocupaciones que ser la primera en resolver el acertijo para hallar la pista y ganar el juego.

            Por último quiero aclararte algo, para que no te de un ataque de furia como los que te suelen ocurrir; no hago esto con ningún fin en especial… simplemente imprimo recuerdos que, por ser el día que es, están tan presentes en mi mente y corazón. Y no te diré que eres la única en quien pienso, me llena de melancolía pensar en papá y mamá juntos, en Ka recién nacida, en mis abuelos sirviendo leche caliente y partiendo la rosca, en nuestros papás desvelados jugando con nosotras y tú y yo corriendo a las seis de la mañana, una a la casa de la otra: ¿a ver qué me trajeron los Reyes en tu casa? La emoción de ver el árbol lleno de juguetes, la sala cubierta de dulces y la minuciosa inspección por la casa a ver si no había algo más; más felicidad cuando de verdad hallaba algo bien escondidito por ahí.

            ¡Qué tiempos sin duda! Por eso y nada más, por el gusto de plasmar lo que en esta fría noche ha pasado por mi mente como programa de televisión añejo. …¿Te acuerdas?